Una sonrisa
eso fue el comienzo de todo, una sonrisa alegre y contagiosa que siempre se salía con la suya, un haz de alegría que se asomaba entre tus labios y siempre jugaba con los míos,
haciendo vislumbrarse sonrisas despistadas, sonrisas descuidadas que se ocultaban al verse descubiertas.
Aquellos ojos que siempre esperaban el encuentro de mi mirada para luego arrancarme muecas, siluetas dibujadas en mi rostro que sólo las causabas tú.
una sonrisa fue lo que me ofreciste cuando ni siquiera sabía que te quería,
una sonrisa fue lo que diste a cambio de mi mirada perdida que siempre se encontraba con la tuya.
tus labios alegres fueron los que causaron que este resquebrajado recipiente lleno de desilusiones volviera a rebosar alegría.
una sonrisa es lo que echo de menos ahora que todo parece incierto.
Tu mirada y tus labios furtivos es lo que me hace falta ahora que mi alegría se ve sombría.
Tus ojos sonrientes y tus labios atentos es lo que busco ahora que apenas te veo.
Una sonrisa es lo que se me escapa ahora que te recuerdo.
lunes, 8 de agosto de 2011
jueves, 28 de julio de 2011
Confuso, perdido y sin recuerdos.
Se depertó solo, en un lugar un tanto raro, estaba rodeado de basura, rodeado de gente andrajosa y sucia que dormía en el suelo o sobre cartones viejos, no sabía exactamente qué hacía ahí, pero sobre todo lo que le le empezaba a preocupar es que no sabía donde debería estar, sabía que ese no era su sitio, pero tampoco sabía a donde pertenecía. Piensa – se decía a sí mismo – piensa, intenta recordar dónde estás, intenta recordar… algo…
- Por favor señora ayúdeme. Pidió asustado y suplicando a una señora muy bien vestida que pasaba por ahí, pero esta hizo como si no lo viera.
- Mira ese pobre vagabundo, ni siquiera se tiene bien en pie de lo borracho que va. Dijo otra mujer que pasaba acompañada.
- Por favor señora ayúdeme. Pidió asustado y suplicando a una señora muy bien vestida que pasaba por ahí, pero esta hizo como si no lo viera.
- Mira ese pobre vagabundo, ni siquiera se tiene bien en pie de lo borracho que va. Dijo otra mujer que pasaba acompañada.
Algo estaba mal, algo había cambiado en él, ahora se encontraba medio desnudo, vestido con unos pantalones raidos y con una manta para cubrir el resto de su cuerpo, pero algo en él le decía que no pertenecía a este lugar, algo en su fuero interno le decía que todo había cambiado y que jamás volvería a ser como antes; pero ¿¡el qué!?...
sábado, 12 de marzo de 2011
Sed
...Había algo en él que me llamaba, podía sentir sus latidos nerviosos mientras me miraba fijamente a los ojos, como si quisiera hipnotizarme; estábamos cada vez más cerca, a cada paso que daba hacia él su corazón se aceleraba cada vez más desbocado, como si presintiese lo que se le avecinaba, este era el momento, después de haber buscado tan minuciosamente mi víctima, este era el momento de entablar una conversación, salir de este sitio tan abarrotado de gente, y por fin concederme un respiro ante el deseo de asesinar a cuantos me rodeaban. No sé explicar cómo ni porqué pero después de haber llegado justo enfrente de él casi juraría, de no ser porque estoy seguro de que hace ya tiempo que no oigo mis latidos, que mi corazón empezaba a acelerarse, a ponerse nervioso, era como si la victima fuese yo, me sentía acorralado, ¿nervioso?, sí nervioso, me sentía como si estuviera siendo cazado, ¿no era yo el cazador apuesto y seguro de sí mismo?, ¿no era él mi víctima, y no al revés?, había algo en él que no me permitía pensar con claridad, sin duda esto fue lo más parecido a lo que mis presas experimentan antes de verse sorprendidas por el hecho de que no hay escapatoria, ahí estaba yo hablando tan interesado, tan embobado, tenía los sentidos nublados, era como si estuviera viendo el mundo a través de una cortina de humo, había algo en su sangre que volvía loco pero que a la vez me impedía hincarle los dientes y desangrarlo ahí mismo, había algo que no me permitía moverme, y que no me dio opción a su petición de alejarnos de aquél bar bullicioso. Esto era lo que estaba buscando toda la noche desde el momento en el que lo vi, esto era precisamente lo que perseguía, la soledad en la que refugiarme para poder saciar mi sed, pero ahora no estaba seguro de querer hacerlo, lo deseaba tanto, la garganta me ardía como si mil llagas vivas la cubrieran, pero a la vez no quería quitar de este mundo a un ser que me hacía sentir tan ensimismado y tan fuera de mí con solo su presencia…
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